El inicio de “Pájaros sin Alas” es consecuencia de la unión de mi labor como fotoperiodista y mi visión posterior de lo que siento al hacer estas fotografías. En multitud de ocasiones he tenido que realizar reportajes en zonas socialmente desfavorecidas, donde la pobreza rebosa y colma la tristeza de quien las visita. Existe un choque brutal en cuanto a las sensaciones que de allí se obtienen, por un lado, y como desgraciadamente suele ocurrir en estos casos, son los niños los que sufren las peores consecuencias de esta situación. Por otro, su felicidad desbordante ante cualquier pequeño acontecimiento. Llega un momento en el que las alas de todos estos pájaros que revolotean, son cortadas, haciéndoles tener muy pocas posibilidades de mejorar su actual vida, haciéndoles ver la realidad del día a día. Es esto lo que me hace encerrar las imágenes obtenidas en recintos sin salida, es esto lo que me hace expresar mi dolor ante ellos.
Observar, pensar y actuar, es nuestra naturaleza. Capada la mirada tienes, con dos márgenes que le impiden salir más allá de tu propio interior.
Niñez terminada, cambio aún más brusco. Cambio en la mirada. Siempre existirán los que crezcan a la fuerza. Con los pies en la tierra.
Miradas perdidas en busca de un sueño, a veces perdido, siendo nosotros quienes damos la espalda a su horizonte.
Olvidando por momentos todo lo que merece ser olvidado. Válvulas de escape, pensamientos que ruedan en direcciones inexistentes en su vida real.
Miradas libres pero a la vez enjauladas por todo cuanto les reodea, sin ser conscientes del poco alcance que éstas tendrán.
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